Por los que aquel día iban a trabajar, a estudiar...a comenzar una jornada que se tiñó de luto. Por los que se despidieron como cada mañana de sus padres, de sus hijos, de sus hermanos, sin saber que iba a ser su último día. Por los que sobrevivieron a las explosiones y han de pasar el resto de sus años preguntándose por qué.
Porque después de diez años nuestros políticos continúan aprovechándose de esas 200 víctimas que para ellos sólo fueron un arma arrojadiza ante sus adversarios. ¿Qué más da lo que ocurrió?. Sólo interesaba ¿quién fue? porque eso haría ganar o perder unas malditas elecciones.
Aún me repugnan las imágenes que se expandieron como la pólvora. Cuerpos mutilados, sangre, horror. Ni siquiera en aquel momento fuimos capaces de respetar el dolor y la soledad de las víctimas y sus familiares. Vendía más mostrar unos cuerpos de inocentes que no podían decidir si después de haber perdido su vida querían que millones de personas viesen sus cuerpos destrozados.
Sólo deseo que jamás vuelva a ocurrir, que nuestros mandatarios les dejen de una vez descansar en paz y que ante estas situaciones tengamos la vergüenza de respetar a las víctimas no mostrando imágenes absolutamente innecesarias.