Que Óliver tiene más kilómetros que el baúl de la Piquer es indiscutible. Lo que ocurre es que hasta ahora el billete siempre era de ida y vuelta y, aunque imaginaba que algún día la ida se convertiría en el inicio de una nueva etapa, no por ello puedo quitarme esta sensación de nostalgia que me dejará ver la mesa de su mamá vacía.
Alia, han sido muchos años en los que pasamos de compañeras a amigas.
Te echaré de menos. ¡¡¡Suerte!!!
Lienzo pintado con acrílicos.
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